Como cuando tienes esa sensación de que algo no te termina de pertenecer del todo... de que simplemente permanece contigo por un tiempo, te deja que lo disfrutes, saborees, te llegas a creer -oh ignorante!- incluso feliz a su lado que hasta divisas atisbos de un futuro; y derepente, en la insignificante frontera que hay entre un segundo y el que le sigue, en un preciso e inapreciable espacio de tiempo en el que escuchamos un tic y un tac, desaparece, marcha sin dejar huella.
Sin decir nada. Sin mirar una última vez hacia atrás.
Ayer perdí otra gorra. Otra más. Me gustaba.. como las anteriores que tuve. Quiero pensar que esta tampoco me pertenecía del todo. Que casualmente coincidió conmigo por unas semanas, que se dejo querer y yo la convencí para venir a estas tierras. Que necesitaba seguir conociendo, seguir experimentando y aprendiendo al lado de otros caminantes, seguir buscando esa emoción imprescindible que vertebra las vidas.
Y por eso de que lo SÉ, la dejé ir.
Sin decir nada. Sin mirar una última vez hacia atrás.
Ayer perdí otra gorra. Otra más. Me gustaba.. como las anteriores que tuve. Quiero pensar que esta tampoco me pertenecía del todo. Que casualmente coincidió conmigo por unas semanas, que se dejo querer y yo la convencí para venir a estas tierras. Que necesitaba seguir conociendo, seguir experimentando y aprendiendo al lado de otros caminantes, seguir buscando esa emoción imprescindible que vertebra las vidas.
Y por eso de que lo SÉ, la dejé ir.
Cada vez más me ronda por la cabeza eso de que "¡tal vez soy yo la que no acabo de pertenecer!".
Puede que tuvieras razón cuando me decías: "tan tuya y tan de nadie".Y esque, muy a lo Pierce Shelley, nunca he sabido hasta qué punto NADA de lo que hay en este mundo nos pertenece.
( ... también perdí ayer: un pañuelo, una cazadora y el piercing.)
Nada ni nadie nos pertenece, aunque joda.
ResponderEliminarTe he encontrado entre los seguidores de mi blog! Un placer leerte! :)