"Art for Art's shake"
El olor de un libro viejo. Viajar. Teatro. Las sonrisas de madrugada.
6 de diciembre de 2011
Octoberthetwentyfourth.
"Días felices que pasaron veloces
y
ahora arden en la memoria a fuego lento"
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Queman los recuerdos.
Añoraba el olvido que nunca le sonrío dejándole París, Canarias y sus cigarrillos de buenos días
en la cabecera de sus despertares.
Ansíaba dejarse ser plenamente sin tener que asesinar inconscientemente a la parte de ella
que le urgía marchar, volar
y
explorar
olores exóticos y miradas de pupilas negras brillantes
en esquinas de bares.
Sin tener que asesinarse cada segundo,
sin estar, a fin de cuentas, cada vez que entablaba una conversación,
o se cruzaba con unos bonitos ojos sobre esa opacidad alemana que le invadía.
O cada vez que una sonrisa amable le revolcaba en turbulentas sensaciones de duración ínfima,
que la elevaban de la reaficción de sus vaivenes.
Andaba, quizás, huyendo de ese verbo tan desgastado y vital,
tan cotidiano,
como el dióxido de carbono a través de nuestras fosas nasales.
Y no. Ya no. No se recuerda.
Trazos, pinceladas expresionistas de un cuadro extravagantemente colorido
que Van Gogh dejó por imposible, abandonado en una esquina sucia
entre platos y cucarachas de su casa en la Provenza francesa,
justo después de cortarse la oreja.
Tal vez la pura esencia del arte sea esa;
no ser, no estar.
Algo así como las fotografías en blancoynegro.
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Deja de vivir en el pasado o tu cuerpo, al final, se evaporará del mismo modo en que lo haces tú. Tal vez cuando llueva me salpique una gotita de ti, la guardaré para devolverte a ti misma.
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