ella miró sus manos
y pensó que eran horas intempestivas
para recordar aquella vez
en aquel bar, en aquel callejón,
a la sombra de la preocupación,
cuando una voz de mujer
le susurraba que eran el vivo reflejo
de la fortaleza que tenía.
pero las miró más de cerca;
las sorprendió agrietadas
como si derepente hubieran envejecido
treinta años con un parpadeo.
El tiempo pasa, pensó; para todo.
lo acababa de volver a hacer.
tu jazz está naciendo.
tu jazz está naciendo.
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